Volver a ti: buscar la paz en medio del ruido
Vivimos a mil. A veces parece que el día tiene menos horas de las que debería, y aun así, seguimos intentando estar al día con todo. Responder todos los mensajes. Cumplir con todas las tareas. Llegar a cada reunión, sostener cada frente abierto.
Vivimos en una especie de urgencia permanente, una velocidad impuesta por un mundo que nos exige más de lo que muchas veces tenemos para dar.
¿Nos estamos olvidando de lo esencial?
Y en medio de todo eso, nos olvidamos.
Nos olvidamos de preguntarnos cómo estamos, qué necesitamos, qué nos hace bien. Cambiamos el autocuidado por la productividad, y la paz por la eficiencia.
Es como si cuidar de uno mismo se hubiera vuelto un lujo que no podemos permitirnos, cuando en realidad debería ser lo primero en la lista.
Cuando dejamos de mirarnos, de escucharnos, nos desconectamos no solo de nosotros mismos, sino también de nuestra capacidad de sostenernos. Y eso, a largo plazo, no es sostenible.
La vida va rápido, pero tú no tienes que correr todo el tiempo
La vida es un ciclo, con momentos de caos y también con momentos de calma. Hay días en los que los destellos de felicidad o de paz aparecen sin aviso, como un respiro inesperado. Otras veces hay que buscarlos. Y a veces, hay que construirlos con intención, como quien enciende una vela en medio de un apagón.
En esa búsqueda, hay algo que no podemos seguir ignorando: tú eres la persona más importante dentro de tu propio universo.
No se trata de egoísmo, se trata de equilibrio. Si no te escuchas, si no te cuidas, si no te das un respiro… ¿quién lo va a hacer por ti?
Saca tiempo para lo que te hace bien
Haz espacio para lo que te calma. Para lo que te devuelve la risa, o al menos un suspiro de alivio. No tienen que ser grandes gestos ni hazañas. A veces basta con detenerse cinco minutos, cerrar los ojos, respirar.
Puedes empezar con gestos simples:
Apagar el celular durante 10 minutos.
Salir a caminar sin un objetivo.
Escuchar una canción que te haga sentir presente.
Escribir cómo te sientes sin juzgarte.
No necesitas transformarte por completo. Solo recordarte.
Pequeños momentos así pueden ayudarte a recuperar tu centro.
¿Cómo empezar a volver a ti?
Tal vez ahora mismo no sepas cómo empezar. No pasa nada.
Volver a ti no requiere mapas. Solo momentos.
Puedes comenzar con tres preguntas simples:
¿Qué me hace bien aunque sea por un momento?
¿Qué puedo dejar de hacer que me está drenando?
¿Qué gesto pequeño puedo regalarme hoy, sin culpa?
Y tal vez hoy, solo hacerte estas preguntas ya sea el primer paso.
Tú mereces paz, no solo productividad
Este mundo va rápido, pero tú no tienes que correr todo el tiempo.
Volver a ti es un acto silencioso de coraje.
Es decirte con acciones —no solo palabras— que también mereces estar bien.
La paz interior no se encuentra en grandes discursos. Se construye en decisiones pequeñas. En pausas conscientes. En el permiso de no estar disponible para todo, todo el tiempo.
Hoy, puedes elegir reconectar contigo.
Porque tú no eres un pendiente.
Eres alguien que merece sostenerse desde la calma.